viernes, agosto 08, 2008

Más que por la plata…por la historia.

Cuando supe que los Juegos Olímpicos se realizarían el Beijing, la primera reacción fue pensar cómo el mundo podía estar entregándole el honor de tal magno evento a un país que en el siglo XXI sigue violando los derechos humanos y manteniendo a gran parte de su población como si todavía estuviéramos en la Edad Media. Desde luego, estos fueron arranques y prejuicios occidentales que inundaron mi mente y que salieron en ese momento sin reflección.

Es cierto, tras la elección de Beijing hay criterios económicos, políticos y estratégicos. Por un lado, una organización internacional que necesita el financiamiento de un país rico y, por otro, ese mismo país que necesita mejorar su imagen en el contexto internacional. Pero dejando este escenario de lado ¿por qué deberíamos perdonar a China su actitud indolente frente a la pobreza, los derechos de sus trabajadores, el sufrimiento de naciones vecinas que ella ampara y a las cuales no ayuda cuando se derrumban en el caos político y social?. ¿Por qué deberíamos entregarle la organización del evento más universal que se organiza en la Tierra? Hoy me di cuenta de la respuesta.

Sencillamente porque el legado histórico y humano que nos ha entregado la milenaria nación asiática supera con creces los horrores que en su actualidad provoca y protege. Las ceremonias de inauguración sirven para que el país anfitrión recuerde al mundo su aporte a la humanidad, si lo tienen, o bien, aquello que están haciendo en la actualidad. Lo que presenciamos hoy en la madrugada fue sencillamente una lección de humildad para el mundo occidental. La ceremonia de inauguración no sólo fue asombrosa por la tecnología, el número de personas, los fuegos artificiales y la producción en general, sino que lo fue por su peso histórico. La imprenta, el papel, las matemáticas, la religión, la astronomía, el comercio, la ópera, la pintura, la arquitectura y los descubrimientos geográficos fueron sólo una parte del racconto al que nos sometieron los chinos , disfrazado de luces, tambores, trajes y cantos.

Soy un fanático del mundo occidental, de su legado histórico y los principios éticos, religiosos, políticos y sociales que nos caracterizan. Soy además un duro crítico de los fundamentalismos y la indiferencia oriental frente al tema de las libertadas, los derechos y la apertura comercial y cultura. Sin embargo, estoy seguro que el juicio histórico absolvería al gobierno chino de sus culpas, teniendo como atenuantes las enseñanzas de Confusio, el crecimiento del comercio gracias a la Ruta de la Seda, la belleza y majestuosidad de la Gran Muralla China y los Guerreros de Terracota, la delicadeza de la Ópera China, el profesionalismo del Circo y el Teatro, la genialidad de los descubridores de la imprenta y el papel y la grandiosidad de los mundos descubiertos gracias a la brújula.

¿Qué mostrará occidente el 2012? La historia nos ha tratado con más cariño que al resto del mundo. Los libros e Internet podrán mostrarnos cientos de documentos con sus aportes a la humanidad. Una buena manera de superar lo mostrado por nuestros hermanos asiáticos sería recordando al planeta “en lo que estamos hoy”.

En inversión, difícilmente podremos superarlos y en el peso histórico quedaríamos a la par. Pobre Londres, tiene una pega dificilísima.

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