jueves, febrero 14, 2008

El comienzo de la despedida de Guga

Cuando uno es tan fanático de algún deporte y ha seguido la carrera de muchos de sus protagonistas, siente los triunfos y los fracasos como propios. Las lesiones, los puntos desperdiciados, las derrotas tempranas o los triunfos inesperados provocan en el fiel seguidor ofuscaciones, nerviosismo y orgullo tal como si fuéramos los afectados. Tuve la fortuna de participar en un modesto circuito de tenis en mi Residencia Universitaria durante cinco años. Guardando las proporciones correspondientes, debo reconocer que supe lo que significa disfrutar de un deporte y hacerlo parte de tu vida, entendí que los términos pasión, responsabilidad, esfuerzo y estrategia, no sólo se aplican en el trabajo, sino que también en TU deporte. Recuerdo la adrenalina al entrar en la cancha y saber que me enfrentaría con un jugador mejor que yo. Vienen a mi mente esos momentos en que empezaba un campeonato y pensaba que debía jugar con tres o cuatro más para poder ganar el campeonato y, por supuesto, tengo muy presente aquellos partidos que debí ganar frente a rivales más débiles y que perdí por flojo y desmotivado. Y todavía siento impotencia al recordar los retiros forzados de nuestro pequeño tour por parte de varios jugadores. Naturalmente cuando expulsaban a alguien de la Residencia debía retirarse del tenis.

Ayer jugó su último partido en Brasil el maestro Gustavo Kuerten. Sus problemas físicos no le permitieron continuar con su carrera. Nosotros los chilenos ya conocemos esta historia. Se va un amigo. Nunca lo conocí, nunca pude jugar con él. Tampoco fue mi jugador favorito, pero jugó tenis y en algún momento del espacio-tiempo compartimos sentimientos similares al tomar la raqueta y golpear la pelota. El nivel de juego que consiguen estos atletas es grosero. Rinden un 110% y el cuerpo les pasa la cuenta. Por eso es que cuando sólo pueden jugar en un 80% para ellos ya no es tenis, es otra cosa. Nadie está dispuesto a caminar de la mano con una mujer distinta a la pareja con la cual se casó. Por eso es que cuando el Chino Ríos dijo que dejaría de jugar porque no se sentía bien, yo le creí. Y cuando se retiraba de los partidos por su columna (es verdad, echaba mil y una chuchadas), pero igual le creía.

Con el tiempo he tenido que modificar mi juego. Cuando era más joven, fui conocido por mi juego saque y red. Hoy llego tarde o no llego a la red y me he visto obligado a mejorar mi juego de fondo y aumentar la potencia de mi servicio para ganar partidos. La vida es así. Que el codo, que la rodilla, que los calambres, en fin.

Soy un humilde aficionado que vive soñando que está en el mejor de los torneos jugando con los mejores tenistas del mundo, así y todo llego a mi departamento rabioso cuando me toca perder. Me imagino que para un ídolo como Gustavo Kuerten esta despedida deber ser penosa, lamentable, no deseada. "No es que no quiera realmente jugar, hasta les pido disculpas, pero es que realmente no consigo jugar más”. Con estas palabras dijo adiós Kuerten, luego de perder en primera ronda en el Torneo Costa do Sauipe en Brasil.

No te preocupes amigo, te entendemos. Gracias por tu caballerosidad, por tu juego, tu revés, tu triple campeonato en Roland Garros, por llevar la bandera latinoamericana alrededor del mundo. Discúlpanos tú a nosotros por nuestro egoísmo. Quisiéramos verte jugar mucho tiempo más. Has elegido un par de torneos de despedida para este año, estoy seguro que serás homenajeado como te mereces. Desde la distancia y a través de aquellos pequeños segundos que pudimos haber estado conectados a través de la cancha, me pongo de pié y te digo adiós y gracias.

No hay comentarios.: