jueves, mayo 08, 2008

Burla con alevosía

Más de alguna vez tuvimos ganas de decirle un par de “cosas” a nuestros profesores. A lo mejor, nuestra bronca llegó a tanto que en nuestra imaginación hasta le pegábamos un golpecito. Nos colmaban la paciencia cuando nos retaban por estar copiando, cuando nos ponían un rojo en las pruebas o simplemente por llegar atrasados. No lo podemos negar. Hubo días en que nuestros enemigos más grandes fueron algunos profesores. Pero esto que podría formar parte de la niñez, de la tradición escolar o el imaginario colectivo de una etapa de nuestras vidas, ha sobrepasado la barrera de la fantasía y se ha transformado en realidad. Los medios de comunicación mostraron hace algunos días cómo un grupo de jóvenes agredían físicamente a un profesor en su propia clase y frente a todos sus compañeros. Pero la tortura no llegó hasta ahí, además de violentar físicamente al profesional hicieron polvo su honra al subir a Internet el momento mismo en que efectuaban su ataque.

Al ver la imagen borrosa del profesor amarrado en la silla, tratando de desatarse, rodeado de esos jovencitos, burlándose y brincando a su alrededor como desequilibrados, seguramente pasaron por nuestras mentes los rostros de muchos de nuestros profes. Nadie tiene derecho a violentar gratuitamente a ninguna persona, ni a ocultarse cobardemente tras el perfil de un joven inmaduro, pobre, rico, escolar, adolescente o loco. El profesor está obligado a enseñar sin discriminar y no tiene ningún estatuto administrativo, tratado internacional, ni tribunal especial dónde reclamar y hacer efectiva una sanción contra los que sin razón le insulta y agraden. Por otro lado, niños y jóvenes se escudan tras las políticas públicas mal entendidas y normas que resguardan su identidad y los hacen inimputables.

Este es un tema complejo de tratar. Respecto a los menores agresores podríamos hablar de los problemas de conducta, libertinaje, responsabilidad de los padres, de los medios de comunicación, pérdida de valores, historias de vida, falta de oportunidades, etc. Respecto a lo profesores, podríamos mencionar la problemática remuneracional, condiciones de infraestructura para trabajar, su desmotivación, su oposición al Sistema de Evaluación Docente, su vocación de servicio y la importancia que han desempeñado en la historia de cada uno de nosotros. Podríamos hablar de tantos temas que influyen en la relación profesor-alumno en la actualidad , pero será difícil encontrar uno que justifique un hecho como éste. No importa la generación en que estemos, ni el cambio en los conceptos de libertad, no importa la amplitud del catálogo de derechos universales, ni la condición económica o cuán dura ha sido la vida. No hay razón alguna para burlarse así de un profesor y menos para burlarse con alevosía. Porque al haber subido estas imágenes a Internet bien podría compararse este hecho al delito de robo con violencia, donde el delincuente además de sustraer un objeto ajeno, no contento con ello, atenta físicamente contra la víctima. Solo que en el caso del profesor, lo más probable es que quede sin defensa y el agresor esté sentado en su sala de clases riéndose y planeando su próxima tallita.

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