lunes, febrero 14, 2011

La vida no invita a todos a las mismas fiestas

La noticia del triunfo de la película chilena “La vida de los peces” en los Premios Goya nos llega justo para el 14 de febrero, fecha donde ponemos al amor de pareja como el tema central de la celebración.

Aquellos que tuvieron la oportunidad de verla dirán que esto es falso porque la nostalgia, la desilución y las despedidas llenan todos los espacios de la cinta. Pero también es cierto que hablar de amor, es hablar de un sentimiento que la mayoría de las veces nos domina y nos guarda sorpresas y pruebas.

El recorrido que hace el protagonista por la casa donde se festeja el cumpleaños de uno de sus mejores amigos resulta para él una procesión lenta, sufrida y descarnada al recordar todo lo que tuvo y darse cuenta de lo que perdió.

"La vida de los peces" es un homenaje al amor en su dimensión más cruda, pero no por eso menos apasionada. Es un relato que nos conmueve con encuentros y desencuentros, fidelidades , debilidades, diálogos y silencios.

Es un reconocimiento al momento íntimo y culposo de aquel que tuvo que abandonar a su pareja, a sus amigos y los lugares más importantes de su vida. Es un homenaje también a los que no supieron leer el mensaje entre líneas, a los que no llegaron a tiempo a una cita o no dijeron la palabra clave que la otra persona esperaba.

De una u otra forma, Santiago Cabrera, protagonista de la película, llega a una celebración donde en realidad no estaba invitado, en la cual no tiene nada que festejar.

En el día de los enamorados, a muchos les sucederá lo mismo que a Santiago Cabrera. Se sentirán ajenos, rodeados de gente, pero ajenos. Lo cierto es que la vida no invita a todos a las mismas fiestas y siempre habrá personas que vivirán con nostalgia aquellos días en que el resto del mundo celebra y comparte.


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