Cuidado muchachos. Se están
quedando sin amigos y a los pocos que le van quedando le hacen un
desprecio.
Los estudiantes, ávidos de luchas
ideológicas, protestas y actos de sublevación contra la autoridad, deben estar
preocupados. ¿Por dónde nos vamos? ¿Qué
tema reventamos para golpear al Gobierno y la clase política? ¿Qué diablos hacemos para no desinflarnos?
Preguntas que deben estar
haciéndose los líderes del movimiento estudiantil para justificar sus
votos. Votos que, desde luego, les
fueron dados para marchar y no para estudiar.
Porque al final de sus mandatos serán evaluados no por las reformas pro
calidad que hayan implementando, sino por la cantidad de
marchas convocadas.
El desprecio que hicieron hoy a
los máximos dirigentes de la CUT y del Colegio de Profesores, en la conferencia
a la que habían llamado en la sede de la Central Unitaria de Trabajadores, denota
claramente que la brújula de los estudiantes este año está desorientada, más
aún, luego del anuncio del Gobierno en materia de créditos y becas, lucha que
los estudiantes jamás pensaron ganar tan rápido y pretexto fundamental
para continuar perdiendo clases.
Es cierto, Jaime Gajardo,
presidente del Colegio de Profesores y Arturo Martínez de la CUT, quisieron pasarse de
listos y aprovechar el revuelo mediático que producen los chicos. Es verdad, no son dirigentes de los cuales el mundo
sindical y, en general, el chileno medio se sienta orgulloso, pero a la hora de
comenzar una batalla, aunque sea de ideales, uno debe analizar quién es su
amigo y a éste se le debe cuidar para asegurar su apoyo en el momento de los “kiubo”.
La ciudadanía ya dejó plantados a
los estudiantes el sábado pasado en el Parque Almagro, cuando los “estudiantes unidos” convocaron a
un acto cultural por la educación, evento al que sólo llegaron 1500
personas. Ahora, los chiquillos se dan
el lujo de despreciar a estos estandartes del sindicalismo. Ya no quieren más fotos con ellos. Saben que la ciudadanía no ve con buenos ojos
a estos dirigentes porque han sido siempre parte del problema y no de la
solución.
No saben que en general, sus
propias bases, tampoco quieren fotos en ellos.
El estudiante razonable ya entendió que dejó instalado su mensaje y que
ya está viendo los resultados. El
Gobierno los escuchó y se está actuando
con rapidez.
Muchachos, ya basta. Estamos cansados
de sus desórdenes y gritos. Su flojera y
sueños desbordados.
Los invito a jugar el juego de la
ciudad de Castro. Allí, las bases
hablaron y le dieron un tremendo portazo al grupo de arquitectos, urbanistas,
ecologistas, ambientalistas y políticos que querían destrozar su mall. Las bases hablaron y les dijeron: “váyanse
con sus idealismos a molestar a otra parte…aquí el mall se queda porque nos
sirve”.
¿Qué le diría el estudiante medio
a la Confech en las urnas? ¿De qué modo
hablaría el joven tranquilo y calladito del liceo del barrio; el universitario de provincia que con
esfuerzo llega a Santiago para estudiar?
No quiero ni pensarlo. Seguro que
Camila, Boris y compañía tendrían que pescar sus cuadernos y ponerse a
estudiar. Qué lata no chiquillos.
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