Se acaba de estrenar con mucho éxito en Chilevisión el programa “Imágenes Prohibidas”, conducido
por el actor Benjamín Vicuña.
Una producción que a través de testimonios e imágenes pretende contarnos alguna
novedad respecto a lo acontecido durante la dictadura militar.
Lo cierto es que de novedoso no tiene absolutamente
nada. La triste historia de aquellos años está más que sabida. Podrán estrenar una que otra imagen y obtener
uno que otro testimonio nuevo, pero la
verdad es que la cantidad de literatura, museos, películas, documentales, charlas, columnas
de opinión, juicios e informes que se han publicado, convierten a dicho
programa en una pieza más del inmenso archivo personal que cada chileno atesora
respecto a aquellos tristes años.
Les adelanto además que el resto de los canales también
preparan su parrilla programática con producciones del mismo corte. "Los mil días" de canal 13,
"Declaración" y el documental "1973, el año que cambió nuestras
vidas" de TVN, se sumarán a las producciones con las cuales la televisión se empeña en
seguir por el camino fáci contando más de lo mismo y evadiendo la porción de
responsabilidad que tiene en contribuir a hacer de Chile un país más fraterno.
Transcurridas 4 décadas, uno esperaría un trabajo más
reflexivo y positivo por parte de la televisión chilena. La presentación de nombres e imágenes ocultas
no aportan nada a nuestra memoria histórica que, luego de tantos años, ya está
llena. Recordar la tristeza de aquellos
días no tiene nada de novedoso, todo lo contrario, es redundar en una historia
que ya todos conocemos, con la agravante de despertar odiosidades y duelos que
ya empezaban a decantar.
Después de períodos críticos y violentos experimentados
en un país llega el momento de decir basta. Basta de seguir alimentando el rencor y basta
de mirar hacia atrás. No se trata de
olvidar, cada uno sabe que hay hechos que el alma jamás puede borrar, pero sí me parece que debiéramos ser más generosos con nuestros niños y jóvenes que no merecen heredar un país lleno de odio.
A 40 años del golpe militar lo que realmente necesitamos
no es un programa de televisión que nos recuerde cómo fue posible odiarnos
tanto, sino uno que nos muestre cómo logramos construir entre todos, después de
vivir entre tanta violencia, un país que
no sólo entrega tranquilidad a sus ciudadanos, sino que además acoge a cientos
de extranjeros que buscan la paz y la seguridad que no han encontrado en su
tierra natal.
Desde luego, hago una apuesta arriesgada con esta
columna. No sé cómo terminará el
programa de Vicuña y no conozco el
contenido de los que todavía no salen al aire, pero sus nombres ya huelen a un
eterno viaja el pasado sin pasajes de regreso.
Espero de verdad estar equivocado.
Queda la impresión
que las imágenes realmente prohibidas son aquellas que muestran el Chile que ha
sido capaz de abrazar el bienestar, la paz y una progresiva
reconciliación. Pero estas imágenes no
venden y no generan polémica. Lo paradójico hoy es que pretendamos conmemorar
avergonzados del país que todos hemos logrado construir y sintamos una especie
de orgullo patrio por un período que despertó lo peor de lo nuestro.
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