viernes, agosto 16, 2013

Memoria llena






Se acaba de estrenar con mucho éxito en Chilevisión  el programa “Imágenes Prohibidas”, conducido por el  actor Benjamín Vicuña. Una producción que a través de testimonios e imágenes pretende contarnos alguna novedad respecto a lo acontecido durante la dictadura militar.

Lo cierto es que de novedoso no tiene absolutamente nada.  La triste historia de aquellos años está más que sabida.  Podrán estrenar una que otra imagen y obtener uno que otro testimonio nuevo,  pero la verdad es que la cantidad de literatura, museos, películas, documentales, charlas, columnas de opinión, juicios e informes que se han publicado, convierten a dicho programa en una pieza más del inmenso archivo personal que cada chileno atesora respecto a aquellos tristes años.

Les adelanto además que el resto de los canales también preparan su parrilla programática con producciones del mismo corte.  "Los mil días" de canal 13, "Declaración" y el documental "1973, el año que cambió nuestras vidas" de TVN, se sumarán a las producciones con las cuales la televisión se empeña en seguir por el camino fáci contando más de lo mismo y evadiendo la porción de responsabilidad que tiene en contribuir a hacer de Chile un país más fraterno.

Transcurridas 4 décadas, uno esperaría un trabajo más reflexivo y positivo por parte de la televisión chilena.  La presentación de nombres e imágenes ocultas no aportan nada a nuestra memoria histórica que, luego de tantos años, ya está llena.  Recordar la tristeza de aquellos días no tiene nada de novedoso, todo lo contrario, es redundar en una historia que ya todos conocemos, con la agravante de despertar odiosidades y duelos que ya empezaban a decantar.

Después de períodos críticos y violentos experimentados en un país llega el momento de decir basta.  Basta de seguir alimentando el rencor y basta de mirar hacia atrás.  No se trata de olvidar, cada uno sabe que hay hechos que el alma jamás puede borrar, pero sí me parece que debiéramos ser más generosos con nuestros niños y jóvenes que no merecen heredar un país lleno de odio.

A 40 años del golpe militar lo que realmente necesitamos no es un programa de televisión que nos recuerde cómo fue posible odiarnos tanto, sino uno que nos muestre cómo logramos construir entre todos, después de vivir entre tanta violencia,  un país que no sólo entrega tranquilidad a sus ciudadanos, sino que además acoge a cientos de extranjeros que buscan la paz y la seguridad que no han encontrado en su tierra natal.

Desde luego, hago una apuesta arriesgada con esta columna.  No sé cómo terminará el programa de Vicuña  y no conozco el contenido de los que todavía no salen al aire, pero sus nombres ya huelen a un eterno viaja el pasado sin pasajes de regreso.  Espero de verdad estar equivocado.

Queda  la impresión que las imágenes realmente prohibidas son aquellas que muestran el Chile que ha sido capaz de abrazar el bienestar, la paz y una progresiva reconciliación.   Pero estas imágenes no venden y no generan polémica. Lo paradójico hoy es que pretendamos conmemorar avergonzados del país que todos hemos logrado construir y sintamos una especie de orgullo patrio por un período que despertó lo peor de lo nuestro.


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