Justo hoy, 8 de noviembre, la Iglesia celebra el inicio del Mes de María, un mes de oración, pero también de alegría por la presencia acogedora de una mujer que nos acerca a Cristo, tal como una madre nos guía siempre por el buen camino, tal como lo hacía mi Nana María.
Cristo recibe con los brazos abiertos a todos sus hijos, pero estoy seguro que tiene un lugar especial para aquellos que han vivido más intensamente su mandamiento principal: amar al prójimo. Mi abuelita era una de ellas y creo que hoy ocupará un lugar especial en su mesa, cuando finalmente nuestra familia y amigos soltemos las amarras que aún la unen a este mundo.
No la podré acompañar personalmente en su despedida, pero he sabido que han sido tres días de encuentro, de abrazos, recuerdos y también de paz y tranquilidad. Quisiera agradecer por este momento a todos los que acompañaron a mi nana porque a ella le gustaba siempre reunir a la familia y los amigos, abrir las puertas de su casa y celebrar en torno a una sencilla conversación y comida.
Les agradezco también porque el cariño que ustedes han expresado a mi familia durante estos días refleja que tuvimos el privilegio de compartir nuestras vidas con una mujer extraordinaria, que con su ejemplo nos enseñó el valor de la familia y la unidad.
Guardaré en mi corazón las tradicionales onces de los domingos y también el parque donde me llevaba a jugar cuando era pequeño. Atesoraré su complicidad infinita y su ternura, su sonrisa y sus manos sobre mi rostro para transmitirme todo su cariño.
A la distancia me uniré a ustedes para encaminar a mi nana hasta las puertas del cielo. La despedimos como a ella le hubiese gustado. Todos juntos, con alegría y tranquilidad.
Mi querida nana María, te dejamos en las manos de Dios. Gracias por habernos permitido formar parte de tu vida. Ilumina el camino que aún nos queda por recorrer y envíanos esa paz que nos distes en vida.
Te vas en el inicio de una hermosa fiesta cristiana. Un mes consagrado a la Madre de Jesús y todo lo que ella representa: ternura, incondicionalidad, familia, apoyo, complicidad, todo aquello que tú también representantes para tu esposo, tus hijos, nueras y nietos. El cielo te recibe en medio de una gran fiesta tal como tú te lo mereces.
Mi querida abuelita hoy venimos a dejarte con flores….con flores a María.
1 comentario:
Precioso, gracias sobrino querido. Tuvo una despedida acorde a lo que ella se merecía.
Un abrazo enorme y que la tranquilidad y el consuelo sean tus proximos compañeros.
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