domingo, enero 20, 2013

La seducción de la violencia




Desde Santiago sigo con mucho interés, a través de los portales web, el acontecer de mi querida región de Magallanes y me lleno de orgullo cada vez que la actualidad regional logra cautivar a la audiencia nacional, sobre todo para destacar valores que caracterizan tanto a nuestra gente.

Ejemplo de aquello fue la firme protesta por la problemática del gas en aquel verano de 2011 y el aluvión de la zona céntrica de Punta Arenas producto de la crecida del Río de las minas.  En ambos casos dimos un ejemplo claro de organización, unidad y un cariño incondicional a la tierra que nos vio nacer.

En el caso del gas, las imágenes, artículos de prensa y entrevistas que recorrían los medios de comunicación del país daban cuenta de una región con coraje,  que golpeó con fuerza la mesa cuando sintió atropellados sus derechos. Aquellas banderas negras que llenaron la ciudad llevaban la fuerza suficiente para transmitir el mensaje que se necesita en aquel contexto.  No obstante, no recuerdo haber visto destrozos en la vía pública, ni atentados en las residencias de las autoridades, ni nada parecido y, sin embargo, nos hicimos escuchar con fuerza.

La semana pasada en cambio, pude apreciar la otra cara de la moneda.  La epidemia social de la violencia alcanzó a Magallanes.  Ni la geografía, ni el viento o el frío pudieron contra esta enfermedad que degrada hasta las causas más nobles.

Las primeras imágenes que revisé en la web mostraban a una treintena de perros muertos, envenenados por inescrupulosos ciudadanos, que aprovechándose de una declaración del Obispo Bastres, volcaron su toda su violencia contra estos animales.

Al día siguiente, reviso nuevamente la prensa y veo con asombro a un grupo de personas protestando arriba del altar de la Catedral y rompiendo cuanto pudieron encontrar en su interior. Al final del día, estos fueron los hechos más comentados en los programas radiales, la prensa y la opinión pública capitalina.  La noticia de la defensa de los perros quedó en un segundo lugar frente a los destrozos de la Iglesia, por culpa de algunos integrantes de la comunidad animalista magallánica que se dejó manipular por la violencia, rebajando y ensuciando su causa.  

La violencia es enemiga de los sueños,  idearios  o cruzadas porque hace creer a las personas que a través de ella los mensajes serán más eficaces.  Pero eso no es cierto. Es precisamente todo lo contrario, porque sus consecuencias provocan que la atención cambie de foco y esté centrada en devolver el orden y la seguridad.

No resido en la región, sólo comparto la sensación que tiene alguien que se informa a la distancia gracias a la web.  Es probable que los vecinos magallánicos tengan otra percepción.  Pero por lo menos desde Santiago, luego de la noticia del asalto a la Catedral, la causa animal desapareció de las portadas y los defensores de animales se transformaron en vándalos, perdiendo credibilidad, cobertura y legitimidad. 

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