viernes, febrero 08, 2013

Se baja el telón



Nos creímos el cuento, le pusimos pasión y tuvimos éxito, como casi todo en la vida.  Con una mezcla perfecta entre risa y  seriedad, logramos generar un equipo a todo terreno  para apoyar a un Ministerio al que le esperaban grandes cambios.  

Nuestra versatilidad fue nuestra gran fortaleza.  Fuimos un poco actores y humoristas, otro poco animadores y libretistas, representamos un sin número de roles de acuerdo a las circunstancias, lo que permitió  que una unidad de trabajo tan sencilla como Comunicaciones Internas, haya adquirido tanta importancia en un Ministerio y haya logrado traspasar tantos cambios y reformas institucionales.  

Tenía mi puesto de trabajo en el piso 4 º del Ministerio de Planificación de aquel tiempo.  Mi pega consistía en hacer más amigables los temas de Recuerdos Humanos, a fin de lograr comunicar  de manera más cercana temas que en ocasiones suelen ser monótonos y aburridos.  En ese contexto, trabajaba en medio de prevencioncitas de riesgos, psicólogos y administradores públicos.

Un día, mi jefe y amigo personal me avisó que pasaría a integrar la nueva Unidad de Comunicaciones Internas, área que se estaba creando para mejorar el ambiente laboral y mantener informados a los funcionarios de todo el acontecer de la institución.  

Comunicaciones Internas es un área no muy relevante en la enseñanza del Periodismo, a lo más un pincelazo a través de los ramos de periodismo corporativo o institucional.  La verdad, es que comencé a trabajar sin saber mucho del tema, pero tuve dos excelentes profesores: una asistente social y un diseñador.

Durante 5 años aprendí de ellos aquello que en las aulas de las escuelas de periodismo no se enseña muy bien.  Me refiero a la comunicación interpersonal, a la empatía que necesita cultivar todo comunicador, el lenguaje no verbal; cómo llegar al público si no tienes a tu alcance un diario, una radio o un boletín.  Ellos me enseñaron a comunicar con herramientas no convencionales y fue así como de un día para otros me vi disfrazado, actuando o preparando una improvisada dinámica grupal. 

Gracias a ellos, supe en terreno lo importante que es usar la creatividad cuando los recursos son escasos y cómo enfrentar una crisis institucional para evitar que los problemas lleguen a los funcionarios.  Juntos, fuimos capaces de enfrentar cambios profundos en la institución, despidos, desconfianzas, nuevas alianzas y objetivos.

Inolvidables serán los duros momentos en que no sabíamos si las nuevas autoridades prescindirían de nuestro trabajo o si nos darían otra oportunidad.  Sin embargo, en aquellos momentos fuimos capaces de reinventarnos una y otra vez para demostrar que desde las comunicaciones internas sí podíamos apoyar de forma seria y profesional los objetivos institucionales.

Junto a Valeria y Carlos, recorrimos 5 años en la historia de este Ministerio y logramos generar  el vínculo y la identidad entre los funcionarios y el nuevo Ministerio de Desarrollo Social, con este hito culminamos nuestro trabajo  y  la Unidad de Comunicaciones Internas se va a descansar.  

No sé si las cortinas se vuelvan a abrir.  Algunas cosas se terminan y no vuelven más.  No obstante, recordaré por siempre estos años como aquellos en que trabajar  fue una fiesta y una verdadera escuela al lado de dos excelentes comunicadores y amigos.






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