Nos creímos el cuento, le pusimos pasión y tuvimos éxito, como casi todo en la vida. Con una mezcla perfecta entre risa y seriedad, logramos generar un equipo a todo terreno para apoyar a un
Ministerio al que le esperaban grandes cambios.
Nuestra versatilidad fue nuestra gran
fortaleza. Fuimos un poco actores y humoristas,
otro poco animadores y libretistas, representamos un sin número de roles de
acuerdo a las circunstancias, lo que permitió que una unidad de trabajo tan sencilla como
Comunicaciones Internas, haya adquirido tanta importancia en un Ministerio y
haya logrado traspasar tantos cambios y reformas institucionales.
Tenía mi puesto de trabajo en el piso 4 º del
Ministerio de Planificación de aquel tiempo.
Mi pega consistía en hacer más amigables los temas de Recuerdos Humanos,
a fin de lograr comunicar de manera más cercana temas que en ocasiones
suelen ser monótonos y aburridos. En ese
contexto, trabajaba en medio de prevencioncitas de riesgos, psicólogos y
administradores públicos.
Un día, mi jefe y amigo personal me avisó que
pasaría a integrar la nueva Unidad de Comunicaciones Internas, área que se
estaba creando para mejorar el ambiente laboral y mantener informados a los
funcionarios de todo el acontecer de la institución.
Comunicaciones Internas es un área no muy relevante
en la enseñanza del Periodismo, a lo más un pincelazo a través de los ramos de
periodismo corporativo o institucional.
La verdad, es que comencé a trabajar sin saber mucho del tema, pero tuve
dos excelentes profesores: una asistente social y un diseñador.
Durante 5 años aprendí de ellos aquello que
en las aulas de las escuelas de periodismo no se enseña muy bien. Me refiero a la comunicación interpersonal, a
la empatía que necesita cultivar todo comunicador, el lenguaje no verbal; cómo
llegar al público si no tienes a tu alcance un diario, una radio o un
boletín. Ellos me enseñaron a comunicar con
herramientas no convencionales y fue así como de un día para otros me vi
disfrazado, actuando o preparando una improvisada dinámica grupal.
Gracias a ellos, supe en terreno lo
importante que es usar la creatividad cuando los recursos son escasos y cómo
enfrentar una crisis institucional para evitar que los problemas lleguen a los funcionarios. Juntos, fuimos capaces de enfrentar cambios
profundos en la institución, despidos, desconfianzas, nuevas alianzas y objetivos.
Inolvidables serán los duros momentos en que no
sabíamos si las nuevas autoridades prescindirían de nuestro trabajo o si nos
darían otra oportunidad. Sin embargo, en
aquellos momentos fuimos capaces de reinventarnos una y otra vez para demostrar
que desde las comunicaciones internas sí podíamos apoyar de forma seria y
profesional los objetivos institucionales.
Junto a Valeria y Carlos, recorrimos 5 años
en la historia de este Ministerio y logramos generar el vínculo y la identidad entre los
funcionarios y el nuevo Ministerio de Desarrollo Social, con este hito
culminamos nuestro trabajo y la Unidad de Comunicaciones Internas se va a
descansar.
No sé si las cortinas se vuelvan a abrir. Algunas cosas se terminan y no vuelven
más. No obstante, recordaré por siempre
estos años como aquellos en que trabajar fue una fiesta y una verdadera escuela al lado
de dos excelentes comunicadores y amigos.
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