
Lo que hemos logrado nos debe llenar de orgullo. Fuimos capaces de romper con la inacción eterna de los ex residentes que siempre nos quedábamos en palabras y buenas intensiones y jamás podíamos concretar algo que sabíamos que había que hacer: devolver la mano a la Rucc.
Pero la entrega de los colchones tiene también otro significado. Quisimos llevar a los residentes el mensaje que siempre se nos enseñó en la Rucc: ser personas atentas y sensibles a los problemas y necesidades del prójimo. En cada ocasión que pudimos compartir con los ruccanos fuimos insistentes al decirles que éste es un proyecto que debe perdurar y que sólo lo hará, en la medida que ellos mismo vayan aprendiendo lo que es ser un ruccano y el sello social que esto conlleva.
Estimados ex residentes, como integrante del equipo coordinador, tuve la suerte de ver la alegría de estos chicos cuando recibieron sus colchones, vi también sus rostros atentos y extrañados frente a un proyecto de Residencia que ellos pensaban duraba sólo 5 años y que ahora saben que puede perdurar para toda la vida. Creo no equivocarme al decirles que con este gesto hemos puesto la primera piedra de un proyecto comunitario que con el correr del tiempo, verá algo más que colchones entrar por las puertas de la Residencia Cardenal Caro.