El diario La
Segunda publicó ayer una entrevista donde Pilar Sordo expresaba su desconcierto por el alto número de chilenos que se considera felices o
satisfechos con sus vidas según la última encuesta Casen.
Es
natural. Esta respuesta no le favorece. Ella genera utilidades gracias a la desesperación que provoca en las personas el inmovilismo, las pocas expectativas de progreso material,
el resentimiento y la baja autoestima.
Esta connotada profesional expresa que los chilenos estaríamos siendo inconsecuentes porque nuestros rostros lo único que expresan es agobio, rabia y malestar. Para qué decir de nuestro trato a través de twitter o facebook, señala, donde vomitamos toda nuestra rabia y envidia. Aquí Pilar se anota un punto. La sonrisa no es algo que nos caracterice y nuestro trato deja harto que desear. Pero nuestro lenguaje y nuestro semblante no tienen por qué representar las 24 horas del día nuestro estado y percepción general de la vida.
Esta connotada profesional expresa que los chilenos estaríamos siendo inconsecuentes porque nuestros rostros lo único que expresan es agobio, rabia y malestar. Para qué decir de nuestro trato a través de twitter o facebook, señala, donde vomitamos toda nuestra rabia y envidia. Aquí Pilar se anota un punto. La sonrisa no es algo que nos caracterice y nuestro trato deja harto que desear. Pero nuestro lenguaje y nuestro semblante no tienen por qué representar las 24 horas del día nuestro estado y percepción general de la vida.
Lo cierto, es que mientras más
felices somos, menos clientes tiene y mientras más satisfechos nos
sentimos, menos teorías para vender.
La encuesta Casen encendió una luz de alerta a los pesimistas que gozan y lucran con el malestar colectivo. Sus clientes están saliendo del hoyo de la desesperanza y estan viendo una luz al final del camino, y esto, gracias a su propio esfuerzo.
La encuesta Casen encendió una luz de alerta a los pesimistas que gozan y lucran con el malestar colectivo. Sus clientes están saliendo del hoyo de la desesperanza y estan viendo una luz al final del camino, y esto, gracias a su propio esfuerzo.
Esta
tendencia de los chilenos no nos debiera sorprender. No se trata que
todos estemos viviendo en un país de ensueño, haciendo oídos sordos de nuestras
carencias sociales y materiales. Pero como nación, estamos sintiendo que si todos remamos hacia un
mismo lado, es posible que hasta el chorreo sea con nosotros mucho más
generoso.
La respuesta
positiva de los chilenos dice relación con expectativas, con sueños y
sensibilidades, aquellas que nos dicen que parece que vamos por un buen
camino. Este es un tema que estos profesionales conocen muy bien, pero
que no les resulta rentable.
Imagínense
el libro de Pilar Sordo titulado “Bienvenido Dolor”. ¿Creen ustedes que
la Casen le vino bien?