A los que pensamos que un segundo Gobierno de la Coalición sería lo mejor para
Chile, la nueva presidencia del senador Quintana en el PPD nos viene muy
bien. Es un político cuyo liderazgo
divide y que desea llevar a la desorientada Concertación a la orilla izquierda
del mapa político.
El
rotundo “no” que Quintana dio al presidente del Senado para dialogar con el
Gobierno, desnuda por completo su ideario político: confrontación, crítica y
negación al Ejecutivo. Un típico
político de ligas menores, de esos que aún no pueden superar la pérdida del
poder, de esos que harán lo imposible para que al Gobierno le vaya mal, aunque
sepan que se están haciendo todas las cosas que ellos no hicieron.
Cuando
un presidente de partido declara que “un
diálogo que simplemente permite que el gobierno termine bien su período, no es
un diálogo que le sirve al país”, uno puede entender por qué las personas desmerecen tanto a sus políticos. Pero
bueno, Quintana es ahora un problema de la izquierda y ellos tendrán que rendir
cuentas sobre sus acciones y omisiones a la ciudadanía.
Por
lo pronto, la Coalición debiera observar atentamente los movimientos de este
señor que, empoderado y con los medios a su disposición, disparará a discreción
cuando tenga la oportunidad; tal como lo
hacen los inexpertos cuando tienen una cuota de poder.
Los
chilenos están ahora más informados que antes y si bien desprecian a sus
políticos, siempre están atentos a lo que dicen y hacen. A la gran mayoría de los chilenos les gusta
los acuerdos y la mesura en la política. Y por mucho que algunos griten,
golpeen, denuncien y protesten, el chileno
medio prefiere y agradece la sensatez y desprecia a los salidos de
madre.
Esto
es lo que la Coalición debe aprovechar.
Esperar a que Quintana logre un vuelco a la izquierda, logre alejar a la DC,
para que de esta forma los ciudadanos puedan comprobar que, por ahora, la
Concertación no tiene un proyecto político, sino que se ha transformado en un depositario de resentimiento,
confusión, división y devoción a un pasado que no les permite ser una opción
política seria.