domingo, mayo 08, 2011

Un ángel ha vivido siempre junto a mí


Algunos piensan que los ángeles son parte de una linda mitología. Yo creo que existen y que nos acompañan día a día. Yo descubrí a uno de ellos, pero no lo sabe. Ni siquiera tiene conciencia de él mismo, ni que ha sido mi guía cada segundo de mi vida.


A través de su amor incondicional, ha permanecido a mi lado a pesar de que la veo pocas veces al año. He aprendido de ella la sencillez y también la alegría de vivir. He intentado igualar su valentía cuando hay que defender lo que queremos y a ser claros cuando hay que decir la verdad. Me he esforzado en ser tan fiel como es ella.


A veces la escucho y no deja de sorprenderme. Sus principios y valores son intransables, detecta con rapidez mis problemas y me sana con un par de palabras. Se emociona con facilidad y llora sin vergüenza como si cada cosa que pasara fuera un regalo para su corazón.


Con el tiempo la he dejado descansar. Ahora tiene menos trabajo conmigo, pero sabe que sus obligaciones no terminarán nunca. El poder de mi ángel supera distancias y siguen siendo sanador y oportuno como cuando pequeño y su sola existencia sigue siendo para mí la prueba más concreta del amor de Dios.


La grandeza de los ángeles no consiste tanto en estar más cerca de Dios, sino en llevar en sus almas parte del mismo Dios. Sólo así se entiende su humildad, su entrega infinita y su incondicionalidad. Hay ángeles que han terminado sus responsabilidades antes que otros. Su Jefe los ha requerido urgentemente. Hay otros que aún nos acompañan. A todos estos seres increíbles llenos de amor que me ha tocado conocer les quiero enviar un gran abrazo en su día.


Y al mío, bueno, hablo todos los días de mi vida con ella. A veces digo menos de lo que debería. Pero sabe que la adoro con todo mi corazón. Quizás podríamos estar juntos, pero no pude igualarla en lo tradicional y en hogareña . Salí más escurridizo.


Mi ángel ahora cumple funciones al lado de su compañero, otro ángel que tengo. Junto a mi hermano hemos decidido dejarlos descansar, regalonearse y disfrutar de la tranquilidad que sólo entregan las tierras lejanas de Magallanes. A lo mejor juntos, llegan a descubrir parte de lo celestial que llevan en sus corazones.


Con todo mi amor para mi ángel. Mi querida mamá.

miércoles, mayo 04, 2011

Gerónimo, nadie te echará de menos


Sus fans más extremos estaban reunidos en un club llamado CIA. Dotados de las más altas tecnologías, lo seguieron hasta dar con su pareadero. Ellos lo llamaban cariñosamente Gerónimo. Todo un rockstar.

Creció en Arabia Saudita, rodeado de lujos y riquezas. Cuando joven, heredó la fortuna de su padre e invirtiò gran parte de su riqueza en entrenar hombres para su guerra santa. Todo un héroe y un fiel seguidor de su religión.

Quería que sus hijos fueran hombres fuertes y valientes, abandonándolos días enteros en el desierto para que sobrevivieran por sus propios medios. Asimismo, les enseñó desde pequeños cómo se usaba un arma de fuego para cuando les tocará liderar a sus propios grupos de amigos revolucionarios. Todo un ejemplo de paternidad.

Luego, se le ocurrió inventar una marca: Al-Qaeda, la que logró posicionar luego de matar a 3.000 civiles, haciendo explotar dos torres comerciales en EE.UU. Todo un visionario y hombre de negocios.

Después, decidió instalar sus oficinas en un país pobre y débil, atrayendo a su gente y sus autoridades a cambio de un par de millones para que trabajaran bajo sus servicios. Les dijo que tendrían sus gastos asegurados si lograban mantenerlo oculto, lejos de sus fanáticos , mientras organizaba sus negocios. Todo un filántropo y líder natural.

Pobre Gerónimo, trabajó tanto. Ayudó a tantas personas en pos de sus principios. Pobre hombre, tenía buenas intensiones, pero equivocó el camino y por eso nadie lo echará de menos. Hasta su dios le dirá “mijito, esa no era la idea…la cosa era sin matar personas”.

Pobrecillo Gerónimo, todo su esfuerzo, toda su dedicación para terminar en el fondo del mar. Compadezco al pez que coma sus entrañas, seguro morirá de envenenamiento.

Gerónimo, no sé qué clase de cielo ni dios podrá recibirte, seguro, uno que mi conciencia no alcanza a comprender.