Luego
de tantos perdones, arrepentimientos, cómplices pasivos y revisiones colectivas para determinar el grado de participación en el 11 de septiembre de
1973, llega en gloria y majestad el 18 de septiembre, un verdadero respiro
después de esta larga y documentada mirada hacia el pasado.
Ahora,
las notas de televisión reemplazarán La Moneda bombardeada por las fondas del
Parque O’higgins. Los testimonios de los protagonistas de la dictadura serán cambiados por ciudadanos señalando el lugar
donde pasaran estas vacaciones.
Tanques
y aviones salen de pantalla para dar paso a los autos paralizados en medio de las
autopistas. El desabastecimiento de los ’70
da paso a las notas sobre aguinaldo y el valor de la carne y la canasta
dieciochera.
Las
banderas partidarias son arriadas de los mástiles y se iza la bandera
nacional. Las imágenes de las Fuerzas
Armadas rodeando la sede de gobierno ahora muestran la gallardía de hombres y
mujeres en la parada militar. En fin, los anticuchos, las empanadas, la cueca, el huaso, el descanso, la familia, la paz, llenan
nuestros corazones y no hay dictadura ni odio que pueda contra esto.
Desde
luego, estas Fiestas Patrias serán un buen negocio para muchas familias que con
esfuerzo tendrán su puestito en las diferentes fondas. Será positivo también para muchos
trabajadores que podrán disfrutar de sus familias y descansar. Serán días muy bienvenidos para todo
chileno de buen corazón, que está agotado que le recuerden que su vecino apoyó el
golpe o participó en la UP. Para todos, este 18 será un buen negocio,
excepto para aquellos que se encargan de administrar magistralmente la
división, el rencor y el odio en nuestra sociedad.
Por
eso, hagámosle aún más malo el negocio a estos individuos. Salgamos y
disfrutemos de nuestras Fiestas Patrias, gocemos de nuestra comida y nuestra
música. Bailemos cueca aunque no sepamos
hacerlo bien. Digamos una paya aunque
con suerte sepamos formar una rima. Izemos
nuestra bandera nacional, la única que nos representa a todos y demos un abrazo
a nuestro vecino facho o comunista. Vayamos
al parque y disfrutemos al ver que nuestros niños pueden vivir tranquilos y en
paz. Caminemos con serenidad, porque aunque los
empresarios digan que perdemos millones con tantos días de descanso, sabemos
que como país hemos trabajado duro para regalarnos estos momentos.
Detengámonos
y veamos en qué Chile nos gustaría vivir. En
el del 11 o el 18. Pensemos qué aires queremos que respiren nuestros hijos, los
del odio o la alegría. Analicemos qué
noticias son buen alimento para nuestra alma nacional. Las de violencia o las
de paz. Veamos qué valores podemos
rescatar de una y otra fecha y, sin olvidar la importancia de cada una,
elijamos aquella por la que vamos a apostar.
Que estos días de descanso y encuentro nos permitan ver con más claridad el hermoso país en que vivimos y logremos entender que la única posibilidad de estar más unidos es ponernos la camiseta del 18 y no la del 11.
Que estos días de descanso y encuentro nos permitan ver con más claridad el hermoso país en que vivimos y logremos entender que la única posibilidad de estar más unidos es ponernos la camiseta del 18 y no la del 11.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario